viernes, 29 de abril de 2011

Amanecer de un día agitado.

Voy a contar una anécdota pedorra de esas en que suelo encontrar casualidades o coincidencias pelotudas y termino riéndome sola. En realidad creo en las causalidades, no en las casualidades. Pero mi remix de esa teoría es que las causalidades las dejamos para los hechos importantes o trascendentes digamos, y la casualidad, la utilizo como denominación peyorativa para estas boludeces.
1. El martes varias veces en el día se me cayó al piso un cuchillo... incluso en presencia de él (ahí fue el momento en que me reí). Anécdota: Siempre que se cae un cuchillo, mi mamá dice que es visita de hombre. Saquen conclusiones.
2. Hoy esperando la combi para volver al pueblito cerquita de Buenos Aires donde nací (como dice la canción) estaba parada con mi bolso frente a un puesto de revistas y de repente comienzo a ver en abrumadora cantidad revistas de Scooby Doo. A 1 metro mío estaba sentada la hermana del dueño de Scooby Doo -a quien por cierto no tolero-, (ahí fue cuando comencé a reir), que para variar venía en el mismo subte que yo, porque salió adelante mío. Anécdota: Esta es sólo para entendidos.
Y hablando de todo un poco, hoy la cafiaspirina me pegó (?) para el lado agresivo. Todo, absolutamente todo me ha caído mal. Lo primero que me enloqueció la mañana fue el hecho de levantarme y esperar mínimamente que un noticiero me anuncie si iba a llover o no, o al menos cuántos grados hacía, pero ¡no! el noticiero que transmite a la hora en que yo estaba levantada estaba ocupadísimo encargándose de mostrarle a la gente el casamiento de los príncipes en Inglaterra. Mi pregunta es, ¿Alguien realmente a esa hora se levanta a ver el informe de estos dos extraños casándose? Por Dios, ¡¡¡Saber el clima!!! ¿Tanto pedía?. Me pasa siempre que descreo que va a llover, salgo sin paraguas y sin piloto y vuelvo hecha sopa; hoy, como no había ninguna fuente certera, y con pocas ganas de mojarme dije: se precavida, agarrá el piloto y el paraguas; y así salí, al pedo porque no cayó ni una gota y encima me cagué de calor. Ahora, otra cosa y hablando en serio, ¿Cómo puede existir gente que a las 7 de la mañana tenga tantas, pero tanas ganas de hablar?, yo a esa hora, muerdo o seguro ladro. Deberían escuchar las amenas charlas de mis compañeras de Constitucional a esa hora de la matina. Salgo de esa adorable materia, a la cual el profesor llegó tarde, tardísimo; me dirijo al aula de Comercial, para aguardar otros 40 minutos, pero esta vez al reverendo pedo porque ni el profesor ni la profesora se dignaron a ir, claramente sin previo aviso. Lo fastidioso es que esas 3 horas cuasi perdidas en la facultad, podría haberlas aprovechado para quedarme en mi hogar estudiando para ir a rendir como una persona normal a las 10 de la mañana y no como una drogada con cafiaspirina con cara de zombie que se acostó a las 2 de la mañana y se levantó a las 5.30. Salgo de rendir, me subo al colectivo y siempre me irrita la pelotuda porteña o del interior que se hace la concheta porque vive en capital -y por lo general en recoleta-, que no le dice si quiera "buen día" al chofer del colectivo, o al menos "por favor" y "gracias"; a ustedes, especímenes que detesto: sepan que la educación no pasa de moda, ni tampoco es cuestión de clase social, y el hecho de que ustedes se comporten como unas maleducadas no las asciende de nivel, muy por el contrario demuestra la clase de piojos resucitados o grasas nuevos ricos que son (lo más triste es que a veces, no son ni eso), amén, qué descargue. Estas mismas pelotudas suelen ser recurrentes en lugares como las fotocopiadoras de la facultad o el bar. Cuando estoy por volver a mi casa, recuerdo que Moyano y los morochos de sus amigos iban a hacer el acto por el Día del Trabajador, por ende me iban a cortar todos los alrededores de mi casa, lo que implicaba también una complicación en el normal acaecimiento de los hechos de mis viernes que implica simplemente tomar la combi para volver a casa de Chascomús. Pues bien, la combi saldría de otro lado. Tomo el subte, y tuve que fumarme las 4 estaciones con un desagradable sentado en frente mío que veía como su chicle iba de un lado para otro en su boca. DETESTO con mayúsculas y en colores fluo si es posible de imaginar, la gente que come chicle con la boca abierta y haciendo ruido. Me pone de muy mal humor, en serio no comprendo la necesidad de mostrar a todas las personas el chicle dentro de su boca y de hacer ese espantoso ruido. Me repugna completamente. Bueno básicamente creo que eso fue todo por hoy, he tenido un día bastante irritante, pero, como dicen la música calma a las fieras, asi que a la vuelta opté -como siempre- por los auriculares, una siesta y chau mundo. Hola mi querido Chascomús :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario