sábado, 8 de enero de 2011

Olvido.

¿Qué es el olvido? No pensar en algo o en alguien, no recordar algo… voluntaria o involuntariamente. Pero ¿Cómo darse cuenta cuál es ese momento en el que realmente nos olvidamos de ese alguien? Olvidar es dejar atrás, es hacer recuerdos, es crear memorias… es mirar hacia adelante y no voltear la vista. Es bajar un telón, terminar una función. Es un camino, un largo y doloroso camino a veces, pero no tiene atajos y no tiene sentido buscarlos… no los vas a encontrar. Es un proceso, un proceso del alma, del corazón.
Olvidar a veces nos libera espacio dentro de nuestro corazón y deja abierta nuestra mente y el alma a nuevas experiencias, sin el peso ya de ese otro, sin esa presencia que tal vez nos detenía, nos ataba al pasado. Nos libera porque nos saca un peso de encima. Ahora todo está hecho de recuerdos… en fotos, en cartas, en momentos, en canciones, en palabras. Recuerdos que hay que guardar como experiencias, buenas o malas, no importa, forman parte de lo que somos y de lo que alguna vez fuimos.
Olvidar es decir basta a algo que tal vez no nos hacía tan bien, es haberse permitido mirar con otros ojos… tener otra óptica; es ir formando nuestro pasado y permitirnos un presente, es crear nuevas historias. Es decir adiós, o hasta luego, te tendré siempre, pero sólo en mis recuerdos…

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